Volume Two: Balbuceos de una tirana y fiebre Nothomb.

Imagen del Instagram @beat.books

Hace dos días (o tres) me leí de golpe dos novelas de Amélie Nothomb: Petronille y Estupor y Temblores.

Con Petronille me reí bastante. Y ,por ahora, no escribiré nada de esa novela. Tampoco de Estupor y Temblores. A cambio de eso, escribiré sobre cierta acción que hice en mí pasado que, gracias a esta novela, puedo reflexionar.

Trabajaba en una Pizzería y nos anunciaron el cambio de jefes. Algo muy usual. Tendríamos una nueva voz de mando y la encargada llegaría al día siguiente. De ella decían que gustaba mandonear. Yo, un pobre ser del proletariado no formaría parte del juego de poder. Así que, resuelta y firme, me repetí «¡A ti nadie te mandara!.» Y no es que nadie me mandara nunca. Yo era un ser que terminaba la jornada como un estropajo. A todos nos exprimían tanto que ya no transpirabamos sudor sino lágrimas. Una nueva jefa era un gran interrogante. ¿Sería aliada o no?. Continuando con mí estúpida revolución y como es propio de la estupidez me dio por baldear y restregar todo el piso del comedor -área de producción y trastienda de la pizzería-. Según mis cálculos, ella, al verme ocupada no interrumpiria con mandatos mis deberes de turno. Y así fue. Solo de rato en rato sentía que buscaba mí mirada. Reconozco que mí estupidez se transformó en una mezcla de lejía, detergente, crecía embestidamente contra todo. Contra las cajas, contra las máquinas, contra mí ropa… rascando el piso me encontré en medio de una marea de arrepentimient y  autoflagelamiento. El agua no me llegaba a la rodilla pero, tampoco se le consideraría un charquito. Era más como el colapso de una tubería. Algo que jode todo. El resultado de mí tiranés: una retada a lo «¡la puta que te parió!» , un semi cortocircuito, un «¿en qué mierda estabas pensando?». Y por último plegaria «Dios llévame». ¡Ay! ¡Qué falta de sororidad!

En Estupor y Temblores, Nothomb, habla de su ansiado nuevo trabajo en una compañía japonesa y de todos los obstáculos que tuvo que afrontar. Para empezar, nadie pero nadies le dice cuál es su función en la empresa y tiene unos jefes autoritarios, jodidos. Un día la encontramos sirviendo el café. Al otro está actualizando la fecha de los calendarios, saca la basura, otro día está sacando la misma fotocopia una y otra y otra vez solo porque al caprichoso jefe le parece que las copias no están encuadradas como dios manda, limpia baños… Todo se lo toma con un humor sarcástico, paciencia, una resilencia que podría ser propia del orgullo. Y por último, una compañera que actúa como yo. Inundando, saboteando el primer día de trabajo y de ascenso en una nueva tienda, de quién sería, unas de sus mejores amigas.

Lo mío fue terrible porque en este mundo, las mujeres, necesitamos sororidad. Si señor.

4 Comentarios

  1. Gracias por compartir tu experiencia, la verdad es que en el mundo laboral hay muchas personas que han hecho su carrera a base de “abusar” de los demás.
    Por cierto de “Petronile” he escuchado sólo cosas buenas. Además me parece que Petronille existe en la realidad, no? Stéphanie Hochet.
    Te dejo un link a una entrevista con Amelie que está muy bien http://www.rtve.es/alacarta/videos/pagina-dos/pagina-dos-amelie-nothomb/3593911/
    Saludos!

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  2. Coremi dice:

    Muy interesante reflexión, tal como dice Ginger gracias por compartirla…lo de los jefes (o cualquier autoridad) buff creo que siempre habrá tela para cortar. Que sigas disfrutando de tus lecturas querida Beat. Un abrazo 🙂

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  3. Me encanta Nothomb, estupor y temblores es fantástica, desternillante a ratos, aunque trágica a veces. Una buena visión también de la cultura japonesa, que creo que es algo que ha marcado a esta escritora, belga, nacida en Japón, y de vida itinerante. De sus novelas me quedo con las biográficas, su vida es mejor que cualquier novela de ficción.

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